martes, 24 de septiembre de 2013

telescopio

                HISTORIA DEL TELESCÓPICO
Cuando en 1609 Galileo Galilei presentó su nuevo artilugio en Venecia, muchos lo tacharon de diabólico: el cielo -y sus sagrados misterios- se abría ante los ojos del hombre. Esta es la apasionante evolución de aquel tubo con dos lentes, el telescopio.

Hace cuatro siglos nació un invento que habría de redefinir nuestro lugar en el universo. Tachado en su momento como el instrumento más diabólico de la historia, el telescopio sacudió la sociedad hasta las raíces. Al alzar los ojos al cielo nos convencimos de que éramos el centro de la creación, y había razones para ello: desde nuestra perspectiva, todo parece girar en torno a la Tierra. Cuando alguno osaba desafiar esta noción del mundo, su voz era acallada por los poderes religiosos hasta que, entre 1608 y 1609, la venda cayó de los ojos.

El diseño de Galileo consistía en una lente convexa para el objetivo y otra cóncava en el ocular. En 1611 el alemán Johannes Kepler fue el primero en usar dos lentes convexas que enfocaban los rayos en un mismo punto. La configuración de Kepler aún se usa en binoculares y cámaras fotográficas modernas y es la base del telescopio refractor.

Galileo acudió a los poderosos y les hizo "ver para creer", mostrándoles las lunas de Júpiter y las orejas de Saturno. "El propósito de la Iglesia no es determinar cómo van los cielos, sino cómo ir a los cielos", decía a los prelados. Y fue demasiado lejos, porque terminó sus días en arresto domiciliario e intelectualmente olvidado. Pero el año en que Galileo moría, nació el niño que habría de completar su revolución. Herencia de Galileo, Newton inventó el telescopio reflector, que es la base de los actuales. Telescopios-2El telescopio nos ha permitido ver hacia atrás en el tiempo. En astronomía, cuanto más lejos miramos, más nos adentramos en el pasado. Para leer el primer capítulo de la biografía del cosmos, hemos necesitado observatorios cada vez mayores con espejos ultra pulidos que recogen fotones en cantidades industriales. Pero a finales de los 70, los instrumentos de los astrónomos no satisfacían sus ambiciones. Muchos pensaban que los cinco metros del telescopio Hale, en California, eran el límite para un espejo. Y cuando los rusos construyeron en 1976 uno de seis metros, el aparato produjo imágenes aberrantes. El año 2009 y coincidiendo con los cuatrocientos años del nacimiento de Galileo se celebró el año internacional de la astronomía. A Galileo se le atribuye también el invento del telescopio, algo que más bien ha quedado en entredicho, como tantos otros hechos y anécdotas de su vida. A tal efecto en la revista RIGEL 208, correspondiente a Noviembre-Diciembre de 2008, Néstor García nos hacía una reseña de “Historia del Telescopio” de Isaac Asimov, obra que hoy es prácticamente imposible encontrar.

Galileo y el telescopio: la nueva astronomía El físico y astrónomo italiano Galileo Galilei (1564-1642) sostenía que la Tierra giraba alrededor del Sol, lo que contradecía la creencia de que la Tierra era el centro del Universo. Se negó a obedecer las órdenes de la Iglesia católica para que dejara de exponer sus teorías, y fue condenado a reclusión perpetua. Junto con Kepler, comenzó la revolución científica que culminó con la obra de Isaac Newton. Su principal contribución a la astronomía fue el uso del telescopio para la observación y descubrimiento de las manchas solares, valles y montañas lunares, los cuatro satélites mayores de Júpiter y las fases de Venus.


Un telescopio es básicamente un instrumento óptico que recoge cierta cantidad de luz y la concentra en un punto. La cantidad de luz colectada por el instrumento depende fundamentalmente de la apertura del mismo (el diámetro del objetivo). Para visualizar las imágenes se utilizan los oculares, los cuales se disponen en el punto donde la luz es concentrada por el objetivo, el plano focal. Son los oculares los que proporcionan los aumentos al telescopio: al intercambiar oculares se obtienen diferentes aumentos con el mismo instrumento.




La idea principal en un telescopio astronómico es la captación de la mayor cantidad de luz posible, necesaria para poder observar objetos de bajo brillo, así como para obtener imágenes nítidas y definidas, necesarias por ejemplo para observar detalles finos en planetas y separar estrellas dobles cerradas.


Es un instrumento que tiene la función de recoger la luz proveniente de un objeto lejano y ampliarlo. Gracias a estos requisitos el telescopio se ha convertido, a partir de comienzos del siglo XVII, en el artífice de la astronomía moderna. El descubrimiento del telescopio es atribuido, casi contemporáneamente, al holandés Hans Lippershey y a Galileo Galilei en 1609Un telescopio, además de la evidente ventaja de agrandar los objetos, revela cuerpos celestes de débil luminosidad y por lo tanto invisibles a simple vista, gracias a que su objetivo es capaz de percibir más luz que nuestro ojo.
Los primeros telescopios en consolidarse durante todo el siglo XVII fueron los del tipo kepleriano, que eran construidos con longitudes focales de hasta 30 ó 40 m, con el fin de tener un gran número de aumentos. Proporcionaban imágenes vacilantes y con notables aberraciones.

El telescopio, que tiene un nombre teutónico apropiado, Gregor, es un artefacto poderoso capaz de mirar directamente al gigante gaseoso.Hasta ahora, los científicos no han podido apuntar telescopios convencionales hacia el Sol por mucho tiempo sin que los espejos se sobrecalienten y distorsionen la imagen.Pero Gregor, construido a partir de un robusto vidrio-cerámica de aluminosilicato de litio, emplea superficies reflejantes hechas de carburo de silicio, un material que no se deforma bajo el calor del Sol.Además, el telescopio, localizado en la cima de un volcán en las Islas Canarias, también cuenta con una estructura completamente abierta, permitiendo que las brisas frescas del océano pasen a través de él y reduzcan aún más su temperatura total.Y con la ayuda de numerosos reflectores, espectrómetros, etc., Gregor realmente permitirá a los astrónomos compensar cualquier distorsión atmosférica, ofreciendo imágenes nítidas, incluso de fenómenos de pequeña escala, como manchas solares pequeñas de 70 kilómetros de diámetro.“Una gran parte del Sol sigue siendo un misterio”, dijo Reiner Hammer, un científico del Instituto Kiepenheuer de Física Solar de Alemania, uno de los mayores impulsores del proyecto. “Así que cuando puedes verlo con una definición sin precedentes, no puedes hacer más que confiar en el progreso”.

Este nuevo megatelescopio está equipado con un llamado “polarímetro de espectro”, que los científicos utilizarán para mapear la atmósfera del Sol y el campo magnético analizando absorciones y emisiones dentro del espectro solar, de acuerdo con el científico Rolf Schlichenmaier.

Las absorciones dentro del espectro están diseñadas por líneas negras delgadas y representan luz que está siendo bloqueada, o “absorbida”, por ciertos elementos en la atmósfera. Las llamadas “líneas de absorción” pueden ser analizadas para determinar la composición de cualquier sustancia que la luz atraviesa.



 
“La forma de esta línea te informa sobre la temperatura, la presión; toda la información que tenemos de la atmósfera solar, la obtenemos de esas líneas”, dijo Schlichenmaier.“En cuanto al ancho de la línea, podemos decir cuán caliente está allí”, dijo. “Y del cambio de velocidad, presión y densidad; todas estas son cantidades físicas que podemos derivar de la forma y la posición de esas líneas”.Esto se vuelve más impresionante cuando consideras el hecho de que hay entre 2,000 y 3,000 líneas en el espectro visible. “Estas líneas forman una temperatura y altura diferente dentro de la atmósfera”, dijo Schlichemaier. “Así que al estudiar muchas de estas líneas podemos recuperar la estructura 3D de la atmósfera del sol”. El truco es recolectar los datos y analizarlos antes de que la sección del sol que estás observando cambie de nuevo. Para esto, dice Schlichenmaier, necesitas telescopios que son los suficientemente grandes para tomar luz sustancial, para minimizar tiempos de exposición. Cuando hablas de tomar una fotografía de algo a 150 millones de kilómetros de distancia y analizar cada dato antes de que cambie su forma y temperatura, cada segundo cuenta.



Según las observaciones de Mark Snowalter, el astrónomo planetario del Instituto SETI en California que descubrió la nueva luna en Neptuno, el cuerpo celeste es cien millones de veces más tenue que el astro más tenue que podemos ver a simple vista en una noche despejada, por eso su tardío descubrimiento.La nueva luna en Neptuno fue detectada entre las 150 fotografías del planeta tomadas por el Telescopio espacial Hubble entre 2004 y 2009, en las que se percibe un pequeño punto blanco anómalo. Hasta ahora se conoce a este nuevo integrante de la familia del Sistema Solar como el S/20044 N1. Su órbita se encuentra entre las lunas Larissa y Proteus, cubriendo la misma alrededor de Neptuno en tan solo 23 horas, aproximadamente a unos 104,000 kilómetros de la superficie. La nueva luna descubierta tiene una superficie de casi 19 kilómetros.El orígen de este nuevo cuerpo celeste hallado no se conoce, al igual que el origen de otros similares. Sin embargo, algunas hipótesis apuntan a que la mayor luna de Neptuno, Tritón, puede ser el origen de este fenómeno. Tritón, que tiene un tamaño similar a nuestro satélite natural, es un planeta enano como Plutón que se vio atrapado por la gravedad de Neptuno, llevando consigo sus pequeños satélites a orbitar alrededor del planeta azul.


Hace unos días pudimos conocer una de las noticias más sorprendentes del año: el año pasado los militares norteamericanos le "regalaron" a la NASA dos satélites espía de reconocimiento óptico que no llegaron a alcanzar el espacio. Es difícil no entusiasmarse con esta noticia. Se trata de dos sistemas ópticos completos con un espejo primario de 2,4 metros de diámetro, similar al del telescopio espacial Hubble. No hace falta ser un genio para darse que cuenta de que estos dos telescopios poseen el potencial de revolucionar la astronomía moderna, algo que viene como agua de mayo en estos tiempos de sequía presupuestaria y de retrasos indefinidos del telescopio espacial James Webb . 
  
tania

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